sábado, 6 de diciembre de 2008

La Solidaridad en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Marco Teórico


Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa

Centro de Estudios en Comunicación y Tecnologías Educativas


Maestría en Valores para la Acción Educativa

Sede: FES Cuautitlán, Edo. de Méx.
Tutora: Graciela Galindo
Módulo de Sustento Educativo

La Solidaridad en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos


César Correa Enríquez
06/12/2008


Resumen
Los empleados de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos son actores que pueden generar un cambio en el conocimiento y aplicación de valores éticos y morales en la sociedad. En ellos recae la responsabilidad de actuar, orientar y enseñar a la ciudadanía respecto a dichos valores. El objetivo de este trabajo es saber el nivel de conocimiento del concepto de solidaridad que tienen los empleados de la Coordinación General de Comunicación y Proyectos de ese organismo y la manera que lo aplican en su vida diaria, no sólo en su espacio laboral, sino en la casa y la calle, en el supuesto de que el prestar servicios en un lugar de esas características presupone el manejo y dominio aceptable de este tipo de valores éticos. Para ello se aplicó un cuestionario a 23 de los 48 empleados de la Coordinación de Comunicación, que nos permitió saber que a pesar de que la mayoría de trabajadores se considera solidario, menos de la mitad tiene un conocimiento real del concepto y su aplicación, y sólo el 4% conoce su definición en el código de ética de la propia CNDH.
Palabras clave: solidaridad, valores, comprensión, humanidad, afecto, justicia.

Introducción
De acuerdo a pláticas y conversaciones informales con personal de la Coordinación General de Comunicación y Proyectos de la CNDH, percibí cierta opinión de que en ese departamento no son solidarios entre ellos mismos debido a que prevalecen los intereses individuales sin importarles los demás; no se brindan ayuda y manifiestan que lo que aflora son las envidias, los malos tratos y el egoísmo.
Ante lamentable panorama y considerando que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos es un organismo en donde -por el carácter de su naturaleza- debe prevalecer el conocimiento y dominio claro de valores éticos y humanos, y que dentro de los objetivos de su filosofía institucional se encuentra el “Construir la base ética de actuación del personal de la CNDH, para preservar su naturaleza y fines, que son la defensa, protección y promoción de los derechos humanos”
[1], presento una evaluación del conocimiento del concepto de solidaridad que tienen los trabajadores de la Coordinación General de Comunicación y Proyectos de dicho organismo y cómo lo aplican en su vida diaria en la casa, calle, oficina o cualquier otro sitio.
De tal manera, el objetivo de este trabajo es responder a la siguiente pregunta: ademr servicios ¿En qué medida los trabajadores de la Coordinación General de Comunicación y Proyectos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos aplican la solidaridad?, partiendo de identificar el concepto que tienen de ésta, cómo la entienden, la identifican y la aplican en su vida laboral, familiar y con la comunidad.
En la CNDH se practica la solidaridad por la naturaleza de su función, es la hipótesis que se somete a prueba.
El marco contextual es la Coordinación de Comunicación y Proyectos de la CNDH, que está integrada por 48 personas: 16 que corresponden a mandos medios y directivos y 32 a personal operativo y está ubicada en el cuarto piso del edificio sede con domicilio en Periférico Sur 3469, colonia San Jerónimo Lídice, de la Delegación Magdalena Contreras, en México, D.F., y se realizó durante los meses de abril y mayo de 2008.

Marco teórico
En su “Enseñar la comprensión”, Morin (1999) nos confronta al señalar que somos abiertos a ciertas personas, sobre todo a los más allegados, pero no así a todos los demás para quienes permanecemos la mayor parte del tiempo cerrados o en el peor de los casos, nos ocultamos tras la careta de la indiferencia ante las miserias físicas y morales.
Por su parte, Buxarrais (1998) nos indica que la ausencia de solidaridad ocasiona una deficiente vida pública y que en la actualidad los “valores” del neoliberalismo, como “la moral del éxito”, únicamente conduce al egocentrismo, mismo que lleva a percibir de manera peyorativa las palabras o actos de los demás.
La palabra solidaridad, desde la definición jurídica que proporciona la Real Academia Española (1998), es un modo de derecho u obligación in sólidum y una adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros, definición que comparte el Diccionario Enciclopédico Salvat (1984) y que amplía al señalar que es una “característica de la sociabilidad que inclina al hombre a sentirse unido a sus semejantes y a la cooperación entre ellos”.
Siguiendo la misma descripción sociológica de Salvat, el concepto de “solidaridad social” fue utilizado en el siglo XIV por el árabe Ibn Khaldun como un rasgo fundamental de la sociedad entendida como actividad cooperadora estableciendo el criterio de que cuanto más adversa sea la situación de un grupo, más fuerte es su solidaridad.
Posteriormente el francés Durkheim la divide en mecánica y orgánica, donde la primera es producto de un conformismo uniformado por ideas, sentimientos y creencias, mientras que la segunda es resultante de la irrupción de la división del trabajo con efectos heterogéneos sobre la sociedad. En cambio, desde el punto de vista marxista, la solidaridad se presenta bajo una fundamentación económica conformada en las clases sociales, por lo que sólo puede ser entendida en el marco de cada una de ellas.
En el tema cuatro del curso virtualizado 2003/2004 Sociología y Educación para el Desarrollo y la Solidaridad de la Universidad de Almería, España,
[2] se plantean siete características de la solidaridad:
1. Como actitud moral que cambia la vida de la persona en orden a implicarla con el destino de otro, convirtiéndose en un modo de comprensión como seres humanos;
2. Como opción que genera cambios en la forma de vivir y pensar sin dar pie a la indiferencia;
3. Que enfrenta las causas profundas de la injusticia, los conflictos y el desequilibrio ecológico;
4. Que busca extender el “nosotros” a todos los seres humanos y al entorno natural;
5. Que implica dimensiones del ser humano como la sensibilidad, la justicia, lo racional y la praxis en los cambios de hábitos y conductas;
6. que denuncia las injusticias y propone innovaciones radicales y
7. que está orientada a los más débiles con el afán de desaparecer las desigualdades.

Algunos de los anteriores puntos no están apartados de la concepción humanista con que se aborda esta evaluación como algo inherente al ser humano, como un valor importante que puede y debe ser aprendido para la mejor convivencia y comprensión de las personas pero, fundamentalmente, como un principio transformador, universal, sensible y racional orientado a los más débiles.
Objetivo similar de la solidaridad como actitud y valor persiguen Traver y García (2006) quienes plantean que solo se puede ser solidario a partir del respeto a las diferencias individuales y su complementación en un proyecto compartido en el que se pretendan lograr beneficios generales porque con ese respeto se manifiesta una de las actitudes solidarias.
Su aportación es en el entendido de que en las relaciones solidarias existe una relación fraternal de ayuda mutua; una conciencia de que se pueden lograr intereses comunes respetando las diferencias individuales; de buscar el consenso, la justicia y la comprensión. La solidaridad como actitud y valor es necesaria para la formación de ciudadanos capaces de actuar para el bien común y que contribuyan responsablemente a la mejora de su comunidad en una sociedad democrática (Traver y García, 2006).
Se parte también de la base que plantea la profesora Rosa Buxarrais (1998) en el sentido de que:
…la solidaridad es una actitud, una disposición aprendida, que tiene tres componentes: cognitivo, afectivo y conativo. De aquí que los conocimientos que una persona tiene son suficientes para fundamentar la actitud acompañados del componente afectivo –el fundamental-, y el conativo o comportamental que sería el aspecto dinamizador de dicha actitud. (p.2)

Para ella, el concepto de solidaridad “implica afecto: la fidelidad del amigo, la comprensión del maltratado, el apoyo al perseguido, la apuesta por causas impopulares o perdidas”, como un deber de solidaridad.
Por otro lado, cita a Victoria Camps manifestando que la solidaridad no es un concepto frecuente ni central de la ética, como la justicia, pero que sin embargo se debe tomar como condición de ésta y que va ligada a ella como complemento.
En su análisis del concepto nos ofrece tres componentes que califica como esenciales (Buxarrais, 1998):
1) Compasión: porque la solidaridad es un sentimiento que determina u orienta el modo de ver y acercarse a la realidad humana y social, condiciona su perspectiva y horizonte: Supone ver las cosas y a los otros con los ojos del corazón, mirar de otra manera. Conlleva un sentimiento de fraternidad, de sentirse afectado en la propia piel por los sufrimientos de los otros que son también propios.
2) Reconocimiento: no toda compasión genera solidaridad, sólo aquella que reconoce al otro en su dignidad de persona. La solidaridad así tiene rostro, la presencia del otro demanda su respuesta.
3) Universalidad: “La desnudez del rostro”, la indefensión y la indigencia es toda la humanidad y simboliza la condición de pobreza de esfera intimista y privada.

Un claro ejemplo de este tipo de investigaciones lo dan los chilenos Román e Ibarra (2007), en su trabajo Solidaridad: significados, valoraciones y prácticas, plantean que el uso de la palabra solidaridad se puede aplicar en distintos contextos y diversos aspectos de la vida social, y plantean cuatro tipos de solidaridad:
Solidaridad distributiva y de oportunidades sociales, donde acciones que apuntan hacia una disminución de las desigualdades sociales y hacia la ampliación de las oportunidades en el ámbito de la educación y el trabajo para los grupos sociales de menores recursos. Sus principales actores son el Estado, los políticos y los empresarios.
Solidaridad de convivencia y ayuda cotidiana. Se basa en tres tipos de acciones: de apoyo emocional y psicológico; de buena convivencia y acciones de ayuda y colaboración hacia personas con las que convive cotidianamente.
Solidaridad de ayuda voluntaria, que agrupa a dos tipos de acciones: las realizadas a través de instituciones y las de carácter colectivo que se realizan con el objeto de ayudar a personas cercanas.
Solidaridad de ayuda material a los más necesitados. Agrupa a aquellas acciones centradas en la ayuda en dinero o bienes materiales dirigida a personas en situación de necesidad o instituciones de beneficencia.
Solidaridad mediada por el mercado. Reúne acciones de ayuda que se llevan a cabo a través de mecanismos comerciales.
Con todo lo manifestado en los diversos conceptos teóricos vemos que el bienestar de los otros, manifestado en gran medida bajo el concepto de solidaridad, no significa ni conlleva a que cada uno descuide su propia persona ni tampoco a olvidar que el bienestar material puede llegar a generar individuos insolidarios, despreocupados de la suerte de los demás.
Por otro lado, el Código de Ética y Conducta de los Servidores Públicos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, es una referencia obligada en esta evaluación porque además de definir los antecedentes, exposición de motivos, filosofía institucional, objetivos y misión, que se entiende, deben seguir como norma los trabajadores de dicho organismo, dentro de los valores que manifiesta se encuentra el de la solidaridad, al que define, “consiste en la atención y ayuda desinteresada que unos seres humanos brindan a otros por el simple hecho de pertenecer al género humano. La solidaridad es el rostro del amor”.
[3]
Con todo lo anterior, el concepto de solidaridad se aborda desde un principio ético basado no sólo en la actitud moral de la persona sino también como un principio de ayuda y colaboración que transforma las relaciones humanas y sociales. Un modo de ser comprensivo que combate la indiferencia ante la injusticia y el abuso.

Referencias
Buxarrais, Ma. Rosa (1998). Educar para la Solidaridad. Organización de Estados Iberoamericanos Para la Educación la Ciencia y la Cultura. Educación en Valores. Recuperado en marzo de 2008 de
http://www.oei.es/valores2/boletin8.htm

CNDH. Código de ética y conducta de los servidores públicos de la Comisión Nacional de los derechos Humanos. Recuperado en marzo de 2008 de:
http://cndh-intranet/ofmayor/dgrechum/scivcarr/codEtica.htm

Galván, S. “Estrategia para la recolección de información”. Telesesión 12 del módulo de Investigación de la maestría en Valores para la Acción Educativa del Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa, efectuada el 22 de abril de 2008 en la sala de videoconferencias de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán de la UNAM.

Hernández, R., Fernández-Collado, C. & Baptista, P (2007). Metodología de la Investigación. México: Mc Graw Hill.

Morin, E. (1999). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Francia. Organización de las Naciones Unidas.

Nocera, Pablo. Aproximaciones para una historia de la formulación sociológica del concepto de solidaridad. Su trayectoria conceptual en el pensamiento francés hasta la sociología de Émile Durkheim. Recuperado el 7 de octubre del 2008 de:
www.iigg.fsoc.uba.ar/jovenes_investigadores/4jornadasjovenes/EJES/.../Ponencias/NOCERA,%20Pablo.pdf

Real Academia Española (1992). Diccionario de la Real Academia Española. 21a edición. España: Autor.

Román, José Antonio e Ibarra, Sebastián (2008). Solidaridad: significados, valoraciones y prácticas. Chile: Facultad de Filosofía de la Universidad Alberto Hurtado.

Salvat (1984). Solidaridad. En Diccionario Enciclopédico Salvat Universal (Vol. 18, p. 490). España: Autor.

Traver Martí, Joan Andrés & García López, Rafaela. (2006). La técnica puzzle de Aronson como herramienta para desarrollar la competencia “compromiso ético” y la solidaridad en la enseñanza universitaria. Revista Iberoamericana de Educación. Recuperado en marzo de 2008 de
http://www.rieoei.org/1519.htm

Universidad de Armería (2004). Tema 4: El concepto de la solidaridad: enfoques y aplicaciones. En Curso virtualizado Sociología y Educación para el Desarrollo y la Solidaridad. Recuperado en marzo de 2008 de:
http://www.ual.es/Universidad/Depar/Sociologia/socdes/tema4.doc




[1] Código de Ética y Conducta de los Servidores Públicos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, rescatado en marzo de 2008 de: http://cndh-intranet/ofmayor/dgrechum/scivcarr/codEtica.htm


[2] Archivo PDF que no cuenta con fecha de creación ni autor y que fue rescatado en abril de 2008 de: http://www.ual.es/Universidad/Depar/Sociologia/socdes/tema4.doc
[3] Código de Ética Ibidem.