jueves, 15 de octubre de 2009

TIC, una opción para rechazados

Ponencia presentada en el Segundo Foro Internacional Derechos Humanos y Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) en la Educación.

Correa Enríquez César

Palabras clave: TIC, educación, rechazados, ambientes de aprendizaje

Resumen
Ante la cada vez mayor necesidad de oportunidades para miles de rechazados de las universidades e institutos de educación superior parar cursar una carrera profesional, se plantea en este breve texto una reflexión que presenta la opción que en las Tecnologías de Información y Comunicación tiene el Estado para ofrecer a todos aquellos jóvenes que han sido rechazados para ingresar a alguna universidad pública por la falta de cupo, la oportunidad de lograr una carrera profesional y adquirir el conocimiento necesario para enfrentar los avatares de estos tiempos de modernización y globalización.

Introducción
En nuestro país el acceso a la educación superior es cada vez más difícil e inequitativo. Las oportunidades para que la juventud de hoy pueda continuar con estudios a nivel profesional son limitadas y no sólo por la crisis económica, que obliga a muchos a tener que abandonar los estudios y trabajar para sobrevivir, sino porque la gran mayoría que con esfuerzos individuales y familiares busca continuar con su preparación, no tiene acceso a las escuelas públicas debido a que el cupo es limitado.
Los últimos resultados del examen de ingreso a las 77 licenciaturas que ofrece la Universidad Nacional Autónoma de México arrojan la impresionante cantidad de 105 mil 102 estudiantes rechazados contra nueve mil 360 que lograron un lugar para estudiar en la máxima casa de estudios del país. A pesar de lo anterior, se escucha constantemente en diversos niveles del gobierno que es en la educación donde México se juega su futuro. Para los que no logran un lugar en las universidades, el futuro es tan incierto como el del país.
Todos sabemos la importancia de la educación para el desarrollo de un país, siempre y cuando, claro, que existan oportunidades para que los jóvenes tengan acceso a ella, de lo contrario sólo pasarán a formar parte de la mano de obra mal pagada o a engrosar las filas del desempleo. Todo indica que la falta de espacios físicos donde se pueda recibir una educación obliga a autoridades y profesionistas del ramo a buscar opciones que permitan a todos aquellos, que año con año son rechazados, una oportunidad para estudiar y esa opción podría estar las Tecnologías de la Información y la Comunicación, las llamadas TIC, aunadas a una visión diferente de la enseñanza aprendizaje, porque la educación es la fuerza del futuro que puede realizar el cambio.

Nuevos ambientes de aprendizaje con las TIC
Las TIC representan un medio indispensable para la creación de nuevos ambientes de aprendizaje que pueden dar cabida a los miles de alumnos que se quedan sin lugar en las instituciones de educación media y superior de México y que pueden tener acceso al conocimiento desde diferentes medios de comunicación e información teniendo la oportunidad de crecer y desarrollarse de forma personal y académica.
Si con las TIC se aplican competencias integradoras del conocimiento entre el saber, saber hacer y saber ser, éstas son una opción y un medio para acceder a la conformación de nuevos ambientes de aprendizaje significativos en donde el docente cumpla un papel de mediador y guía para que el alumno desarrolle el pensamiento, la reflexión y la acción, relacionándose directamente con la promoción del conocimiento y el autoaprendizaje, así como el desarrollo del pensamiento crítico y creativo y no precisamente desde las propias instalaciones de la institución educativa, sino, incluso, desde su propia casa.
Para el Estado puede ser más costeable, eficiente y abarcador (porque no sólo cubriría la demanda anual de educación superior sino que brindaría nuevas oportunidades a personas que laboran y no cuentan con el tiempo para estudiar de manera tradicional, así como para personas con alguna discapacidad física que les impide o dificulta asistir a un salón de clases), promover la educación a distancia que crear planteles en modalidad presencial.
Los soportes pedagógicos para los alumnos serían variados y podrían sustentarse en la tecnología e-learning; contarían con correo electrónico, blogs, videoconferencias, chats, foros, wikis, links, podcast, etc., con la posibilidad de acceso a diferentes horarios y desde diferentes lugares, además de contar con la guía, orientación y apoyo de un profesor que se convertiría en asesor del proceso de enseñanza aprendizaje y se formaría a los alumnos con mayor sentido de compromiso y responsabilidad.
Una herramienta favorable a la educación a través de las TIC podría ser el portafolio electrónico, que permite al estudiante medir sus progresos y valorar sus esfuerzos, autoevaluándose de manera permanente para rediseñar el aprendizaje constructivo y los procesos mentales que lo conduzcan a la autonomía cognitiva y la valoración social, planeando sus propias estrategias, reflexionando acerca de su propio rendimiento y funcionamiento intelectual.
La educación a través de las TIC, por tanto, ha de orientarse a promover los que Edgar Morin (1999) llama la apertura mental, la inteligencia general que permite dar respuesta a ese contexto global en el que nos desenvolvemos las personas en este Siglo XXI. Al mismo tiempo se aprendería a contextualizar el conocimiento en su realidad en una doble dimensión de lo global y lo local, justamente buscando lo que el filósofo francés denomina un conocimiento pertinente, es decir, un conocimiento que sabe dar respuesta a la incertidumbre del entorno.
Ya lo señala Monereo (2005) cuando dice que muchos de los conocimientos conceptuales, procedimentales y actitudinales que engloba el saber buscar y seleccionar información, son fácilmente generalizables al ámbito de las TIC, lo que brinda una enorme posibilidad de que los alumnos se puedan desenvolver en ese entorno estando bien informados, aprendiendo de forma autónoma, comunicándose, colaborando y participando activamente en la vida social con opiniones y criterios propios.
El propósito del aprendizaje es estimular a la persona a desarrollar y liberar su potencial innato; orientar el desarrollo integral del ser humano en su voluntad; solucionar problemas y comunicar los conocimientos. Apoyándose en las TIC se puede tener la oportunidad de crecer y desarrollarse de manera personal y académica con una formación de calidad hacia el estudiante y su aprendizaje, mediante el diseño, adecuación y aplicación de metodologías didácticas que permitan formar ciudadanos con iniciativa en el aprendizaje significativo, con capacidades comunicativas, asertivos, creativos, con espíritu investigativo, innovadores, colaborativos y con valores para integrarse a la sociedad del conocimiento.
Las tecnologías del aprendizaje ofrecen recursos y estrategias en línea que permiten espacios maravillosos para la socialización del conocimiento, pero debo reconocer que se requiere una nueva visión y filosofía del trabajo colaborativo no sólo maestro alumno, sino con otras organizaciones y profesionales que nos brinden apoyo para conocer temas para la creación de contenidos. Una vez creados dichos contenidos, el usuario los selecciona y los distribuye generando comunidades de aprendizaje que contribuyen a la resolución de problemas de manera colectiva.
Los profesores deben aceptar que en muchas ocasiones, sobre todo en lo referente a la tecnología, los expertos ahora son los alumnos, son jóvenes con una cultura digital impresionante que puede ser fácilmente superada por los profesores porque a través de las mismas TIC, la capacitación a los maestros está abierta y hay bastantes herramientas tecnológicas para aquellos temas que les interesan a los alumnos de hoy.
Hay que motivar la creatividad, ideas y conocimientos de los jóvenes, alentándolos al autodidactismo consciente y responsable, incitarlos, como dice Edgar Morin (1999) a desarrollar la aptitud natural de la inteligencia humana para ubicar todas sus informaciones en un contexto y en un conjunto y esto lo pueden hacer a través de las TIC, desarrollando la capacidad de localizar, comprender, analizar y relacionar los diversos datos a los que se tiene acceso en la actualidad con la finalidad de saber mejor en lugar de saber más, de dominar esas estrategias que permiten transformar la información en conocimiento. Consecuentemente, en este vertiginoso avance tecnológico, todo aquel que no disponga de acceso a las TIC se encontrará en situación desventajosa ante las oportunidades profesionales, laborales, económicas, comerciales, culturales, educativas, etc.

Conclusión
Las Tecnologías de la Información y Comunicación son una buena opción para que el gobierno ofrezca educación no presencial o en el último de los casos semipresencial, a los miles y miles de jóvenes que cada año son rechazados de las instituciones de educación superior. La inversión en este tipo de educación sería menos que la creación de nuevas universidades, incluso, se utilizaría la infraestructura de las ya existentes y sólo se habría que trabajar en las competencias que tendrían que desarrollar maestros y alumnos.
Es preciso formar a los jóvenes para que sean libres ante el poder económico y político, para que sean, a su vez, sujetos sociales y adaptativos, cuidando la educación para la información y la información que les proporcione educación con capacidad reflexiva y crítica en una sociedad compleja como se vislumbra la del Siglo XXI.
Los cuestionamientos no terminan y como la educación, se van regenerando a través de cuestionamientos por lo que también cabe la pregunta de que en el momento de lograr una mayor preparación educativa y profesional a través de las TIC, habría por lo ende más profesionistas, pero ¿habría suficientes fuentes de empleo para ellos?

Referencias
Morin, Edgar (1999). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. México. Siglo XXI Editores, edición especial 2008.
Martínez, Nurit (30-03-2009). “Se dispara” demanda de aspirantes a UNAM. El Universal. Rescatado el 30 de marzo de 2009 de: http://www.eluniversal.com.mx/nacion/vi_166740.html
Monereo, C. (Coord.) (2005). Internet y competencias básicas. México: Secretaría de Educación Pública.
Monge Crespo, Ma. Concepción (2005). Aprender y desaprender con nuevas Tecnologías o propuestas didácticas. España. Mira Editores (pp. 19-43).

La precariedad de solidaridad afecta derechos humanos

Ponencia presentada en el Segundo Foro Internacional Derechos Humanos y Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) en la Educación.

Correa Enríquez César

Palabras clave: solidaridad, valores, derechos humanos, humanidad, justicia.

Resumen
En la actualidad tanto individuos como sociedades se ven afectados por el egoísmo, corrupción y violencia, incrementando la incomprensión, las injusticias y violentando los derechos humanos en un constante deterioro de la conciencia solidaria, por lo que en el presente trabajo se plantea la necesidad de promover y practicar la solidaridad como principio ético de ayuda y colaboración de las relaciones humanas, un principio transformador, universal, sensible y racional orientado a los más débiles.

Introducción
La precariedad de los valores éticos y humanos se manifiesta en la actualidad en acciones y actitudes de incomprensión, desigualdad y falta de dignidad. En la cotidianidad que vivimos los mexicanos surge a la vista más temprano que tarde algún acto carente de solidaridad frente al abuso que se hace del desvalido. Ya en su “Enseñar la comprensión”, Edgar Morin (1999) nos confronta al señalar que somos abiertos a ciertas personas, sobre todo a las más allegadas, pero no así a todos los demás para quienes permanecemos la mayor parte del tiempo cerrados, o en el peor de los casos, nos ocultamos tras la careta de la indiferencia cuando estamos frente las miserias físicas y morales que violentan los derechos del ser humano.
También aquellos supuestos “valores” promovidos por el neoliberalismo como la llamada “moral del éxito”, no conducen más que al egocentrismo, dice Rosa Buxarrais (1998), provocando la constante ausencia de solidaridad, que sólo nos lleva a una deficiente vida pública y una persistente violación de derechos humanos.
Los derechos humanos son la protección o expresión de la dignidad de las personas y la dignidad está compuesta pon un conjunto de valores entre los que se cuenta a la solidaridad como un valor importante que puede y debe ser aprendido para la mejor convivencia y comprensión de las personas pero, fundamentalmente, como un principio transformador, universal, sensible y racional orientado a los más débiles.
La palabra solidaridad, desde la definición jurídica que proporciona la Real Academia Española (1998), es un modo de derecho u obligación in sólidum y una adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros, una característica de la sociabilidad que inclina al hombre a sentirse unido a sus semejantes y a la cooperación entre ellos.
El concepto de “solidaridad social” fue utilizado en el siglo XIV por el árabe Ibn Khaldun como un rasgo fundamental de la sociedad entendida como actividad cooperadora estableciendo el criterio de que cuanto más adversa sea la situación de un grupo, más fuerte es su solidaridad. Posteriormente el francés Durkheim la divide en mecánica y orgánica, donde la primera es producto de un conformismo uniformado por ideas, sentimientos y creencias, mientras que la segunda es resultante de la irrupción de la división del trabajo con efectos heterogéneos sobre la sociedad. En cambio, desde el punto de vista marxista, la solidaridad se presenta bajo una fundamentación económica conformada en las clases sociales, por lo que sólo puede ser entendida en el marco de cada una de ellas.
En el tema cuatro del curso virtualizado 2003/2004 Sociología y Educación para el Desarrollo y la Solidaridad de la Universidad de Almería, España, se plantean siete características de la solidaridad: 1) Como actitud moral que cambia la vida de la persona en orden a implicarla con el destino de otro, convirtiéndose en un modo de comprensión como seres humanos; 2) como opción que genera cambios en la forma de vivir y pensar sin dar pie a la indiferencia; 3) que enfrenta las causas profundas de la injusticia, los conflictos y el desequilibrio ecológico; 4) que busca extender el “nosotros” a todos los seres humanos y al entorno natural; 5) que implica dimensiones del ser humano como la sensibilidad, la justicia, lo racional y la praxis en los cambios de hábitos y conductas; 6) que denuncia las injusticias y propone innovaciones radicales y 7) que está orientada a los más débiles con el afán de desaparecer las desigualdades.
Objetivo similar de la solidaridad como actitud y valor persiguen Traver y García (2006), quienes plantean que únicamente se puede ser solidario a partir del respeto a las diferencias individuales y su complementación en un proyecto compartido en el que se pretendan lograr beneficios generales, porque con ese respeto, se manifiesta una de las actitudes solidarias.
Su aportación es en el entendido de que en las relaciones solidarias existe una relación fraternal de ayuda mutua; una conciencia de que se pueden lograr intereses comunes respetando las diferencias individuales; de buscar el consenso, la justicia y la comprensión. La solidaridad como actitud y valor es necesaria para una cultura de Derechos Humanos con ciudadanos capaces de actuar para el bien común y que contribuyan responsablemente a la mejora de su comunidad en una sociedad democrática (Traver y García, 2006).
Por su parte, la maestra Rosa Buxarrais (1998) señala que:
…la solidaridad es una actitud, una disposición aprendida que tiene tres componentes: cognitivo, afectivo y conativo. De aquí que los conocimientos que una persona tiene son suficientes para fundamentar la actitud acompañados del componente afectivo –el fundamental-, y el conativo o comportamental que sería el aspecto dinamizador de dicha actitud. (p.2)

Para ella, el deber solidario implica afecto: la fidelidad del amigo, la comprensión del maltratado, el apoyo al perseguido, la apuesta por causas impopulares o perdidas, porque la solidaridad va ligada a la ética y es un complemento indispensable de la justicia. Nos ofrece tres componentes que califica como esenciales:
1) Compasión: porque la solidaridad es un sentimiento que determina u orienta el modo de ver y acercarse a la realidad humana y social, condiciona su perspectiva y horizonte: Supone ver las cosas y a los otros con los ojos del corazón, mirar de otra manera. Conlleva un sentimiento de fraternidad, de sentirse afectado en la propia piel por los sufrimientos de los otros que son también propios.
2) Reconocimiento: no toda compasión genera solidaridad, sólo aquella que reconoce al otro en su dignidad de persona. La solidaridad así tiene rostro, la presencia del otro demanda su respuesta.
3) Universalidad: “La desnudez del rostro”, la indefensión y la indigencia es toda la humanidad y simboliza la condición de pobreza de esfera intimista y privada.
El bienestar de los otros manifestado en gran medida bajo el concepto de solidaridad, no significa ni conlleva a que cada uno descuide su propia persona ni tampoco a olvidar que el bienestar material puede llegar a generar individuos insolidarios, despreocupados de la suerte de los demás.
En Los desafíos de la era planetaria, Edgar Moran subraya la urgente demanda de solidaridad concreta y viva, de persona a persona, de grupos de individuos a personas, de personas concretas a grupos. Una solidaridad que no dependa de leyes ni decretos, que sea profundamente sentida y que su desarrollo sea en torno a moralizar, convivir y resurgir.
Añade el filósofo francés que las nuevas tecnologías sirven de soporte para la internacionalización de los movimientos sociales dedicados a criticar y protestar por las prácticas y políticas de transnacionales y de gobiernos y sociedades que lesionan los derechos humanos con el crecimiento exponencial del hambre y las injusticias.
La mundialización de la solidaridad como elemento fundamental de los derechos humanos, la libertad, la igualdad y la fraternidad, potencia el desarrollo de la conciencia de ayuda, de protección y de justicia, tan necesarias en esta realidad invadida de egocentrismo, corrupción y violencia que padecemos a diario.
Conclusión
Es necesario promover y practicar la solidaridad desde un principio ético basado no sólo en la actitud moral de la persona sino también como un principio de ayuda y colaboración que transforma las relaciones humanas y sociales; un modo de ser comprensivo que combata la indiferencia ante la injusticia y el abuso.
Dicha práctica y conocimiento pueda fructificar en una cadena de actitudes y procedimientos personales que beneficie las relaciones entre los seres humanos en un sentido de ayuda, colaboración y comprensión.
Vivir con solidaridad, compasión y comprensión, implica vivir mejor, sin ser insultado, despreciado o explotado. Para lograrlo es necesaria la cooperación mediante la dinámica de las redes sociales que usando las Tecnologías de la Información y la Comunicación pueden contribuir al desarrollo de una cultura con conciencia, que no ignore los problemas humanos de la comunidad, la nación y el mundo.


Referencias
Barrionuevo, M. B. En busca de valores/2. Recuperado en marzo de 2008 de: http://www.rieoei.org/deloslectores/225BARRIONUEVO2.PDF
Ben, A. S. (2007). ¿Cuáles son los valores inherentes a la vida en democracia? Revista Iberoamericana de Educación. Recuperado en marzo de 2008 de: http://www.rieoei.org/opinion45.htm
Buxarrais, Ma. Rosa (1998). Educar para la Solidaridad. Organización de Estados Iberoamericanos Para la Educación la Ciencia y la Cultura. Educación en Valores. Recuperado en marzo de 2008 de http://www.oei.es/valores2/boletin8.htm
CNDH. Código de ética y conducta de los servidores públicos de la Comisión Nacional de los derechos Humanos. Recuperado en marzo de 2008 de: http://cndh-intranet/ofmayor/dgrechum/scivcarr/codEtica.htm
García, Rafaela; Fernández, Ma. Reina; Sales, Ma. Auxiliadora; Moliner, Ma. Odet (2006). Elaboración de instrumentos de medida de las actitudes y opiniones del profesorado universitario hacia la ética profesional docente y su papel como transmisor de valores. RELIEVE, v. 12. n. 2. Recuperado en marzo de 2008 de: http://www.uv.es/RELIEVE/v12n1_8.htm
López de la Madrid, M.C., Espinoza, A. y Flores, K. (2006). Percepción sobre las tecnologías de la información y la comunicación en los docentes de una universidad mexicana: el Centro Universitario del Sur de la Universidad de Guadalajara. Revista Electrónica de Investigación Educativa, 8 (1). Recuperado en marzo de 2008 de: http://redie.uabc.mx/vol8no1/contenido-espinoza.html
Morin, Edgar. (1999). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Francia. Organización de las Naciones Unidas.
Real Academia Española (1992). Diccionario de la Real Academia Española. 21a edición. España: Autor.
Salvat (1984). Solidaridad. En Diccionario Enciclopédico Salvat Universal (Vol. 18, p. 490). España: Autor.
Traver Martí, Joan Andrés & García López, Rafaela. (2006). La técnica puzzle de Aronson como herramienta para desarrollar la competencia “compromiso ético” y la solidaridad en la enseñanza universitaria. Revista Iberoamericana de Educación. Recuperado en marzo de 2008 de http://www.rieoei.org/1519.htm
Universidad de Armería (2004). Tema 4: El concepto de la solidaridad: enfoques y aplicaciones. En Curso virtualizado Sociología y Educación para el Desarrollo y la Solidaridad. Recuperado en marzo de 2008 de: http://www.ual.es/Universidad/Depar/Sociologia/socdes/tema4.doc