domingo, 1 de marzo de 2009

Epistemología de la didáctica

Por: César Correa Enríquez
Palabras clave: didáctica, reflexión
Introducción
En la acción educativa la didáctica tiene que ver con lo que hacemos, con lo que compartimos con los demás y con lo que tenemos como personas, por lo que aquí se aborda su importancia epistemológica en el ámbito de la educación aunada a una permanente reflexión que nos permita conocernos mejor en nuestro quehacer docente: lo que hacemos, lo que hacemos bien y lo que no hacemos bien y ayudar a responder a los “cómos” en el campo del conocimiento.
La didáctica tiene como objeto de estudio la enseñanza aprendizaje y gracias a ella podemos demostrar, planear, llevar a cabo y evaluar dichos procesos en el aula. Nos ofrece elementos teórico-metodológicos para integrar de manera congruente y acorde con las necesidades y características de nuestros educandos.
Villalobos (2002), nos dice que la didáctica es un proceso continuo de dar y recibir, "es el espacio educativo donde el estudiante es responsable de su esfuerzo y de su compromiso, primero consigo mismo y luego con los otros, así como es responsable de luchar contra la ignorancia, el egoísmo y la incompetencia. El docente, por su parte, es responsable y participante de las estrategias de aprendizaje que ofrece a sus estudiantes en el ámbito de la relación didáctica que se desarrolla".
Elaborar un programa didáctico tiene una función importante en la práctica docente ya que es un instrumento que guía el proceso educativo en sus fases de planeación, ejecución y evaluación. De él depende llevar a buen término el proceso enseñanza-aprendizaje y alcanzar los objetivos planteados, evitando la improvisación y la pérdida de tiempo. Así mismo, nos permite prever y aprovechar al máximo los recursos, tomando en cuenta todos los elementos que intervienen en el proceso.
Dichos elementos o momentos didácticos que nos señala Villalobos (2002) y que se sustentan la propia instrumentación didáctica son el diagnóstico, la planeación, la realización y la evaluación, más los siete elementos que a continuación se describen brevemente.
Primer elemento, el del estudiante y el profesor, binomio que implica una tarea conjunta, compartida, así como la interacción en todo el proceso enseñanza aprendizaje que permita autodesarrollo, autorrealización, cooperación y comunicación. La figura del educador se traduce en una actitud de disposición para ayudar, impulsar, fomentar, aconsejar y orientar al educando. En cuanto al educando, se le confieren actitudes de disposición, cooperación y participación en un acto de voluntad y libertad donde asuma un papel de constructor de su proceso de aprender a aprender.
El segundo elemento son los objetivos educativos, que así tienen que estar adjetivados porque deben conllevar las tres áreas de desarrollo del educando: cognitivo, centrado en los conocimientos; de dominio afectivo social, centrado en actitudes, sentimientos y valores, y el de dominio psicomotor, basado en habilites físicas y destrezas físicas.
Los contenidos educativos son el tercer elemento que se refiere a todo aquello que tiene un sentido eminentemente pedagógico y ético, a toda una selección lógica a partir de hechos básicos, ideas específicas, conceptos fundamentales y sistemas e pensamientos que implican toda una organización.
El cuarto elemento lo integra la metodología, entendida como el conjunto de métodos donde de cada método (camino a seguir), se desprende la técnica (medio a partir del cual desarrollamos el método) y de cada técnica el procedimiento (estilo docente).
Los recursos didácticos componen el quinto elemento. Cada persona tiene diferentes canales cognitivos por lo que toda la gama de recursos didácticos nos ayudarán para que cada estudiante aprenda a partir de su propio estilo de aprendizaje.
El espacio físico donde enseño y donde se concibe toda la infraestructura institucional, su visión, su misión, etc., es el sexto elemento y se conoce como el lugar.
Séptimo y último elemento es el llamado tiempo didáctico, que no es más que la concreción de minutos y segundos destinados al proceso de intercambio de la enseñanza aprendizaje y que implica un respeto fundamental para el inicio y el término.
Los conocimientos y el quehacer docente requieren también de la permanente reflexión como un valor intelectual indispensable para comprender la vocación educadora bajo los cuatro pilares que plantea la ONU: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a convivir.
Conclusión
La epistemología de la didáctica es importante para es la selección cuidadosa de fines y medios apropiados para alcanzar objetivos, evita la riesgosa improvisación, disminuye el margen de error y hace eficaz el trabajo. Si a lo anterior le aunamos la constante reflexión y el compromiso ético a la labor, los resultados son excelentes y benéficos no sólo para los alumnos, sino para los propios profesores, las escuelas, las instituciones y en general, para nuestro país.
Referencias
Carreras, María Teresa (2009). Telesesiones 2, 3 y 5 del Módulo Didáctica y medios educativos en ambientes de aprendizaje de la Maestría en Valores para la Acción Educativa. México: ILCE.
Villalobos, Marveya (2002. Didáctica integrativa y el proceso de aprendizaje. México, D. F.: Trillas, pp. 45-50

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