sábado, 16 de febrero de 2008

Enseñar para la comprensión. Una propuesta de Edgar Morin para la educación del futuro

César Correa Enríquez
La degradación ética que sufre en la actualidad la humanidad, va en ascenso corrompiendo y acabando con la convivencia, la seguridad y la tranquilidad de los habitantes del planeta y generando nuevos problemas que se tienen que enfrentar con nuevas actitudes para reconstruir los valores perdidos y construir otros que orienten comportamientos individuales y colectivos.
Ante tal problemática, los profesionales de la educación, la comunicación y las humanidades, han expuesto la necesidad urgente de planteamientos pedagógicos donde se enmarque la educación en valores éticos con modelos susceptibles de aprendizaje que resuelvan conflictos morales reconocidos.
Uno de estos planteamientos ético-pedagógicos lo hace el francés, Edgar Morin, quien señala que la labor de la educación del futuro debe estar basada en la enseñanza de la comprensión entre las personas como condición y garantía de la solidaridad intelectual y moral de la humanidad (1).
Para Morin el comprender es un procedimiento humano que va más allá del simple aprendizaje intelectual pues requiere de empatía, identificación y proyección, que conlleve apertura, tolerancia, simpatía y generosidad en un proceso de aprendizaje y reaprendizaje permanente.
Para llevar a cabo este proceso, es necesario que la persona comience por la práctica mental del auto-examen permanente de sí misma, es decir, comprenderse así misma, porque si no puede hacer esto, no puede comprender a las demás personas, sus ideas, sus sentimientos y su visión del mundo.
Señala que se debe de educar no sólo para el respeto y la solidaridad a los niños mujeres y ancianos sino a todos los individuos, a sus creencias religiosas, a sus ritos, costumbres y libertades, venciendo todo tipo de egocentrismo y autojustificación que sólo llevan a la hipertrofia, la mentira, la falta de convicción, la deshonra y a la duplicidad, actos por demás contrarios a la convivencia éticamente humana.
Se debe enseñar la ética de la comprensión como un arte de vivir de manera desinteresada, con argumentos que refuten en lugar de excomulgar y anatemizar, comprendiendo antes de asumir la posición de juez en todas las cosas excusando y acusando. Comprensión significa tolerancia para las ideas no para los insultos, agresiones y crímenes.
El planteamiento de Morin sustenta que la enseñanza de la comprensión entre los individuos, lleva a una comprensión entre las culturas y entre los pueblos, significando sociedades más abiertas y democráticas, porque, asegura que la comprensión es a la vez medio y fin de la comunicación humana.
Hasta aquí, la idea de Morin de enseñar la comprensión resulta, para mí, una propuesta algo incompleta en tanto no plantea una metodología de acción y aplicación para llevarla, pedagógicamente hablando, a cabo. Tiene valor en cuanto a propuesta de aplicación de un valor ético, pero pienso que hace falta, para que funcione, plantear la forma en que se puede realizar puesto que no propone métodos de aplicación para el aprendizaje y la acción.
Sin embargo, enseñar la comprensión que nos presenta Morin, tiene opciones de llevarse a cabo si se toma a la comprensión como uno de los valores éticos susceptibles de reflexión individual y colectiva que pueda ser aprendido y enseñado en el ámbito de la investigación pedagógica y como ejercicio reforzador del profesorado para la educación no sólo cognitiva sino también afectiva, tolerante y solidaria.
Luis Castro Leiva y Miquel Martínez, en el documento de consulta presentado en la VII Conferencia Iberoamericana de Educación, señalan que “No es posible abordar un programa de educación en valores éticos sólo a través de la preocupación por el desarrollo singular de la personalidad y de las capacidades de autonomía, juicio y responsabilidad. Es necesario integrar tales objetivos y preocupaciones en un marco más amplio, el de la formación de personas capaces de comprender al otro, de respetar el pluralismo, la comprensión mutua y la paz, y, además, formadas en niveles de excelencia en el conocer y el hacer.”(2)
Puede ser viable la propuesta de Morin si también tomamos en cuenta los planteamientos de Castro y Martínez en el sentido en que se necesita un cambio sustancial en los proceso de aprendizaje y en la función de los profesores orientada a la preparación de personas competentes, no sólo en su ejercicio profesional sino en su forma de ser y de vivir, guiados por criterios de respeto, solidaridad, justicia y comprensión. Esto quiere decir que la formación de los profesores en la enseñanza de valores éticos redituará en la personalidad moral de los educandos desarrollando “…autoconocimiento, autonomía y autorregulación, capacidad de diálogo, capacidad para transformar el entorno, comprensión crítica, empatía y perspectiva social, habilidades sociales y para la convivencia, razonamiento moral”.(3)
Enseñar la comprensión que plantea Morin como uno de los valores éticos en y para la educación, no se circunscribe solamente a la enseñanza maestro-alumno, ni mucho menos sólo al salón de clases, sino que va más allá. Es una educación ética que comprende al individuo en sí, a la familia, la sociedad y las naciones, por lo que se requiere de acciones pedagógicas que aprovechen todos los recursos dentro y fuera de las escuelas desde la educación básica hasta la profesional para convertir ese conocimiento en una forma de vida más justa y solidaria y en la que hay que accionar de manera social y utilizar creativa y adecuadamente la Tecnología de Información y Comunicación, que es por demás decirlo, ha contribuido a una deshumanización.
Si como dice Ana García-Valcárcel “…hay cierta unanimidad en recomendar la introducción de las nuevas tecnologías en los centros educativos con la intención de formar al profesorado y al alumnado en el dominio técnico de aparatos y en el desarrollo de ciertas competencias (búsqueda de información, selección, aprender a aprender…) relacionadas con los nuevos medios”(4), para hacer uso de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), en beneficio de la educación y principalmente para llevar a cabo una educación para la comprensión, se requiere no solo de la claridad de valores garantes de la moral humana y de solidaridad intelectual, sino de un despliegue constante de creatividad que provea de recursos imaginativos y pedagógicos.
¿Por qué un constante despliegue de creatividad?, porque creo que sin creatividad resulta menos sencillo lograr el objetivo de transmitir, enseñar y hacer sentir valores éticos como la comprensión y la solidaridad y que son fundamentales para llevar a cabo una educación para y en la comprensión. Si bien se han logrado transmitir sentimientos y sensaciones a través de los medios de comunicación (quién no ha llorado o reflexionado con una película, que puede ser un principio para la comprensión, por ejemplo), es necesario reconocer que se requiere de una actualización constante, no sólo cognitiva y de conocimientos técnicos comunicacionales, sino de un constante replanteamiento pedagógico y del comportamiento humano para que la enseñanza de valores éticos a través de los medios de información y comunicación se logre.
La creatividad es fundamental para elaborar programas e incluso spots (sin descartar mensaje de audio, video y escritos a través de Internet o bien que se difundan a través de éste) que logren transmitir el sentimiento, es decir que hagan sentir a las personas esa sensación tan necesaria como la solidaridad no sólo para que se quede gravada en su memoria y lo haga actuar por repetición o imitación, como lo hace actualmente la televisión, sino que las haga sentir y razonar al mismo tiempo y que lo puedan expresar, compartir y transmitir en cualquier momento y con cualquier persona sin problema alguno y de esa manera contribuir a enseñar la comprensión.
El planteamiento de Edgar Morin de enseñar para la comprensión, podría ser viable si se complementa dicha propuesta con la adecuada aplicación pedagógica dentro y fuera de los espacios escolares y con el uso creativo y bien definido de la tecnología de información y comunicación.








Notas:
(1) Morin, Edgar, Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, capítulo VI “Enseñar la comprensión”. Traducción de mercedes Vallejo Gómez, editado por la Organización de las naciones Unidas, octubre de 1999, p. 47-53
(2) Castro Leiva, Luis y Martínez Miquel, Educación y valores éticos para la democracia, documento de consulta presentado a la VII Conferencia Iberoamericana de Educación, Organización de Estados Iberoamericanos Para la Educación, la Ciencia y la Tecnología, segunda parte, p.3. Obtenido en la siguiente dirección electrónica: www.oei.es/viiciedoc.htm
(3) Idem, p.10
(4) García-Valcárcel Muñóz Repiso, Ana; Educación y tecnología, documento consultado a través de Internet, p.9 http://web.usal.es/anagv/arti1.htm


Referencias bibliográficas

Huaquín, Héctor; Ética y educación integral; www.bu.edu./wcp/Papers/Educ/EducHuaq.htm

Buscarais, Ma. Rosa; Educar para la solidaridad; Artículo publicado por ACSUR Las Segovias (1998), Organización de Estados Iberoamericanos Para la Educación, la Ciencia y la Tecnología; www.oei.es/valores2/boletin8.htm
Savater, Fernando; Ética para Amador; Editorial Planeta Mexicana, S.A. de C.V.; Trigesimoquinta reimpresión, enero del 2000.

La solidaridad, artículo publicado sin autor en “La página de la vida”; www.proyectopv.org/1-verdad/solidaridad.htm

Ética y tecnología; documento posteado en FLOSS,TI,RSE, por Gérmán, el 22/03/06, a las 12:49, PM. Conferencia en las 5tas Jornadas Regionales de Software Libre, 20, 21, 22, y 23 de noviembre de 2005; Rosario, Santa Fe, Argentina; www.creativecommons.org

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