sábado, 16 de febrero de 2008

La violencia en el desarrollo infantil

César Correa Enríquez

Por mayo de este año mi hija Karina, que entonces estaba en tercero de secundaria, nos contaba a su madre y a mí de una pelea que había ocurrido al salir del colegio pocos días antes y de las consecuencias que ese pleito ocasionó. Sabemos bien que las peleas a la salida de la escuela han sido siempre, pero lo que hace ahora la diferencia es que en la actualidad son también mujeres las que se enfrentan a golpes para “arreglar sus diferencias”. Así fue en esta ocasión, dos niñas de máximo 14 años se habían golpeado arañado y demás en una pelea donde una de ellas fue a dar al hospital con la cabeza abierta y la cara arañada y la otra, que no salió tan bien librada de dicho conflicto, enfrenta ahora una demanda por lesiones que los padres de la chica hospitalizada levantaron en su contra. El resultado que este “desacuerdo” ocasionó fue: una niña hospitalizada, otra a punto de ir a la cárcel para menores y ambas expulsadas de la escuela secundaria en el último año. La primera protagonista seguramente se recuperará de las lesiones pero habrá perdido tres años de escuela y será difícil que con ese antecedente la reciban fácilmente en otra. La segunda, pude ir a la correccional de menores por algún tiempo, y si se salva de estar en prisión, contará ya con ese antecedente y en el mejor de los casos la consecuencia será la pérdida de tres años de escuela. Ambas perdieron por su agresividad y violencia.
Más casos como el descrito se ven también con mucho más regularidad en videos que son grabados con celulares y que se transmiten a través del Internet por los propios compañeros de escuela. Esos videos tan degradantes más que pena, dan tristeza.
¿Qué está pasando con nuestra niñez y juventud? ¿Qué generaciones estamos formando?
Podría decirse que la niñez que estamos formando está cada día más desequilibrada, más contaminada de violencia y las acciones, oficiales o no, establecidas para combatir esta situación, resultan insuficientes.
Considero que es un problema de falta de valores en la educación de los menores y una falta de valores también de los padres, que transmiten de manera directa o indirecta toda una gama de aspectos violentos que se quedan fijos en la memoria y experiencia de los niños y que son tomados como ejemplo y que vienen a contrarrestar los efectos creados en las escuelas en la enseñanza de valores humanos. El maltrato y la violencia que se ejerce contra los menores de edad crea en ellos diversos problemas físicos y psicológicos que los conducen a tener actitudes agresivas y violentas con las personas que los rodean además de que esas actitudes los llevan a cometer errores cada vez más graves que van conflictuando su vida y les ocasiona perjuicios que los pueden convertir en futuros delincuentes.

Diferentes tipos de violencia que se ejercen con o sin intención en los infantes

La velocidad con la que vivimos en la actualidad y la modernización que nos lleva a vivir tecnológicamente a otro ritmo obliga al hombre a actualizarse y a vivir bajo una tensión social que le provoca una ansiedad por estar al día y adaptarse al medio, haciéndolo proclive a variaciones anímicas como la irritabilidad y el mal humor que a su vez lo orillan a interpretaciones negativas de los acontecimientos y por lo tanto, a no poder controlar sus impulsos y reacciones que cada vez más van derivando en agresión y violencia.
Esa agresividad y esa violencia, que la mayoría de las veces son producto del estrés, se manifiestan y expresan varias veces al día en cualquier lugar y en cualquier situación a través de gritos, lenguaje ofensivo, agresivo, y hasta con golpes, no sólo a extraños y conocidos sino hasta con la propia familia, ocasionando diversos tipos de daño y generando rencores a su alrededor, en una cadena que cada vez es más grande y más difícil de romper.
Pues bien, esa agresividad y violencia que manifiestan los adultos en varias ocasiones al día y en cualquier lugar, se expresan también ante los hijos, teniendo gran impacto en su desarrollo psicológico. Para la psicóloga Elizabeth González Montaner, existen dos tipos de violencia: la verbal y la física. (1)
La verbal se caracteriza por las palabras en forma de insultos que además expresan algún sentimiento profundo de molestia, ira, frustración, etc., y las verbalizaciones que indican falta de respeto por los derechos del otro, que en el caso de los menores puede llegar a acabar con su autoestima y crearles rencores, odios, depresiones, rebeldías, agresiones y una gran gama de conflictos psicológicos que los irá perjudicando a través de su crecimiento en sus relaciones humanas y sociales.
La física es el maltrato o agresión que se hace a una persona físicamente y que en los niños, puede ir desde un simple jaloneo del brazo, el cabello o su ropa, un manazo o pellizco, hasta las grandes golpizas que se ha sabido propinan algunos padres a sus hijos creándoles, además del físico (que en los peores casos es el abuso sexual y la muerte), un daño psicológico en la mayoría de las situaciones peor que el daño verbal, debido a que les forma un sentido de autodefensa basado en la misma agresión y daño que los lleva a lastimar más e incluso a herir sin remordimiento alguno.
El maltrato y la violencia contra a los infantes es a cada día más alarmante pese a programas oficiales y no oficiales y las estadísticas, como siempre, son reveladoras y tristes. Según la Red por los Derechos de la Infancia en México, en 1999 se reportó un total de 12 mil 516 niños maltratados y 12 mil 433 niñas, siendo la familia el lugar más frecuente de abuso, en donde la madre y el padre presentaron el más alto nivel de violencia ejercida hacia los niños, seguidos de padrastros, madrastras y otros. (2)
Cuatro años después, la Consulta Infantil y Juvenil 2003 que realizo el Instituto Federal Electoral y donde participaron tres millones 75 mil 194 niños y jóvenes, reveló que tres de cada diez menores reportaron maltratos físicos en sus hogares y escuelas, siendo las cifras de los primeros mayores en casi un 50 por ciento, que en los segundos, Es decir que son 50 por ciento más maltratados en sus propios hogares que en sus centros escolares. (3)
La misma consulta infantil y juvenil señala que el 28.5 por ciento de los consultados reportaron que son insultados y se encontró que con frecuencia sus padres y madres tienen entre 20 y 30 años de edad y que a medida que aumenta la escolaridad y la edad de los padres, existen mejores condiciones en la familia, sin embargo, en el caso de padres y madres con nivel de postgrado, se observó un ligero aumento en el porcentaje de violencia reportado por niños y niñas.
Por otro lado, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal informó en agosto de este año que de acuerdo con el Sistema para el desarrollo Integral de la Familia en el Distrito federal (DIF-DF), en el 2005 se registraron mil 239 reportes de niñas y niños maltratados, donde las principales causas fueron maltrato físico, emocional, omisión de cuidados y abandono. (4)
Otro dato importante que desvía un poco el objetivo de este trabajo, pero que es importante porque de alguna manera se encuentra en relación con la violencia infantil, es el que presenta también la CDH-DF de una investigación realizada en 2005 por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el Sistema Nacional para el desarrollo Integral de la familia (DIF) y el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) donde el resultado señala que uno de cada tres hogares vive algún tipo de violencia intrafamiliar y lo peor de todo, que cinco mil niñas, niños y adolescentes en el Distrito Federal, han sido involucrados en prostitución infantil, de un total de 16 mil en 21 entidades del país; 20 mil más han padecido algún tipo de explotación; 80% tienen entre 4 y 10 años; el 90 por ciento vive en situación de calle. Señala el estudio que este fenómeno se ha incrementado desde los hogares a través de Internet y mediante enganchadores. (5)
Expertos en el tema sugieren que la violencia infantil debe entenderse como la interacción entre factores que tienen que ver con el desarrollo psicosocial de los de los individuos, sus diferencias neurológicas y hormonales y los procesos sociales que se dan a su alrededor. La salud pública establece que el fenómeno de la violencia infantil debe considerarse como un problema de salud que se traduce en muertes, enfermedad y disminución en la calidad de vida.

Efectos de la violencia en el desarrollo y comportamiento del niño

Una de las causas de la mala conducta del niño, que se verá reflejada en el transcurso de su vida, estriba en el concepto negativo de sí mismo, producto del maltrato y la violencia ejercida en él. De acuerdo con la educadora, psicóloga y consejera de matrimonios y familias, Dorothy Corkille Briggs, muchos adolescentes (y adultos) cuya conducta va en detrimento de sí mismos y de la sociedad –marginados, delincuentes y drogadictos, por ejemplo- creen, dentro de sí, ser individuos desesperadamente ineptos y carentes de valor alguno y buscan a tientas hallar significado y satisfacción para sus vidas, pero sus esfuerzos, mal orientados, sólo los impulsan a una conducta en la cual está implícita la autoderrota. También, agrega que las emociones contenidas pueden volverse contra el yo (con síntomas de jaqueca, sonambulismo, hiperactividad, onicofagia, obsesiones, enfermedades psicosomáticas), o bien volcarse hacia fuera en forma de hostilidad hacia los demás y hacia la sociedad
De esta manera, la forma en que los padres viven con los hijos durante sus primeros años, puede ser, en consecuencia, el camino para que ellos ingresen en círculos viciosos o benignos. (6)
Un trabajo realizado por Lorraine B. Wallach (7) afirma que además de que los primeros años de vida son los más críticos para el desarrollo futuro del niño, las experiencias en los años escolares son también importantes para su crecimiento saludable por lo que la violencia en su casa o en la comunidad, ejerce un efecto negativo notable en el parámetro de su desarrollo pues los niños traumatizados por la violencia pueden padecer una memoria distorsionada y sus capacidades cognoscitivas pueden ser perjudiciales. Los niños que han sido víctimas o que han visto a otras víctimas de la violencia, pueden tener dificultades en su trato con otras personas pues la ira tiene grandes posibilidades de incorporarse a sus estructuras de personalidad aumentando el riesgo de que en su futuro también recurran a la violencia.
Los niños que viven en un ámbito de violencia pueden desarrollar un mecanismo de defensa que los afectará en su vida inmediata con la abierta posibilidad de desarrollar en ellos un efecto patológico a largo plazo e inferir en su capacidad de comprensión e interacción con otras personas. Además, los menores que son traumatizados por la violencia, pueden tener dificultad en imaginarse así mismos en papeles de importancia en el futuro.

El porqué de la enseñanza de valores

Cuando peor es el comportamiento de un niño o un joven, mayor es su anhelo de aprobación; cuando más retraído u ofensivo, más necesita amor, comprensión y aceptación; cuando más altas sus defensas, más ansioso y alienado está.
Obvio es que se necesita hacer algo mucho más completo y eficiente contra la violencia infantil por los hijos, hermanos, nietos, sobrinos, la niñez en general y por el bien de la humanidad, debido a que no bastan los programas oficiales de enseñanza muy “light” de valores, ni programas como la “mochila segura” para crear un conocimiento y consciencia más efectivo que permita a nuestra niñez y juventud ser mejores personas e individuos no sólo con su familia, sino con la sociedad de la que forman parte.
Bien nos explica Delors, J (1996) que la violencia que impera en el mundo contradice la esperanza que algunos habías depositado en el progreso de la humanidad debido a los elementos nuevos que a partir del siglo XX acentúan el riesgo de autodestrucción de la humanidad misma, por lo que señala que para desarrollar en el niño u adolescente una visión cabal del mundo, la educación tanto en la familia como en la comunidad y la escuela debe hacerles descubrir quienes son para poder ponerse en el lugar de los demás y comprender sus reacciones. Esta forma de enseñar para la comprensión es señalada también por Edgar Morin (1999), como condición y garantía de solidaridad intelectual y moral de la humanidad para la educación del futuro, que permitirá sustituir el enfrentamiento agresivo oral y corporal, por el diálogo y el intercambio de argumentos.
Aunado a estos conceptos se debe fomentar cada vez más la participación de los profesores y alumnos en proyectos comunes que puedan engendrar métodos de solución de conflictos guiados por valores humanos universales y éticos que les permitan comprender el mundo que les rodea y comportarse como seres responsables y justos.
Todo progenitor y todo maestro se encuentran en posiciones adecuadas para ofrecer elementos que impidan que los niños caigan en la trampa de una vida infeliz y distorsionada. Aun en las mejores circunstancias, aparecen fuera del hogar personas que infunden en los menores efectos negativos, por lo que cuantos menos efectos negativos reciban los pequeños al interior de su familia, mejor podrá enfrentar los que reciba del exterior. Los padres que modifican su actitud agresiva y comienzan a brindar valores éticos, morales y humanos, observan en estos cambios sorprendentemente positivos en periodos relativamente breves.
Además de todo lo anterior, es menester luchar por el cambio de programación en los medios de comunicación que últimamente transmiten a toda hora y de cualquier forma, no sólo a través de programas elaborados, sino de noticiarios, escenas que sólo contribuyen a la enajenación violenta de las mentes infantiles, creando actitudes agresivas inconscientes que son aplicadas de igual manera en el diario actuar de los niños y jóvenes.
Estoy seguro que si la educación en valores humanos y universales se refuerza en la educación de los infantes no sólo en la enseñanza preescolar sino con más énfasis en la primaria y secundaria, y, además se invaden los medios de comunicación con campañas constantes de los mismos aspectos positivos y se “educa” a los padres de familia para enfrentar el estrés y las actitudes respaldados de igual manera en un aprendizaje de valores humanos y éticos, se podrá combatir de manera adecuada ese veneno que es la violencia y que contamina desde temprana edad a nuestros futuros hombres y mujeres.


Referencias

(1) González Montaner, Elizabeth (2001). Psicología- online. Recuperado en octubre de 2007, de http://psicologia-online.com/ciopa2001/actividades/24/index.html
(2) Márquez, Andrea (2003). Derechos Infancia México. Recuperado el 8 de noviembre de 2007, de http://www.derechosinfancia.org.mx/Temas/temas_abuso1.htm
(3) Doblecarta. Semanario de Información Socioeconómica (2003). Resultados de la Consulta Infantil y Juvenil. Recuperado en noviembre de 2007, de http://seguimiento.sedesol.gob.mx/doblecarta/2003/Doble_doc/Doblecarta_52.pdf
(4) Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (29 de agosto de 2007). cdhdf.org.mx. Recuperado el 8 de noviembre de 2007, de http://www.cdhdf.org.mx/index.php?id=bol17207
(5) Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (25 de febrero de 2007). cdhdf.org.mx. Recuperado el 8 de noviembre de 2007, de http://www.cdhdf.org.mx/index.php?id=bol3107
(6) Corkille Briggs, Dorothy (2005). El niño feliz. Su Clave Psicológica (29ª. Ed). Barcelona, España: gedisa
(7) Wallach, Lorraine B. (1997) La violencia y el Desarrollo de los Niños. Recuperado en octubre de 2007, de http://www.ericdigests.org/1997-1/ninos.html
(8) Delors, J. (1996): “Los cuatro pilares de la educación” en La educación encierra un tesoro. Informe de la UNESCO de la Comisión internacional sobre la educación para el siglo XXI, Madrid, España: Santillana/UNESCO. pp. 91-103
(9) Morin, Edgar (1999) “Capitulo VI. Enseñar la comprensión” en Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Paris, Francia: UNESCO. pp. 47-52
(10) Hijar Medina, Martha & López López, María Victoria & Blanco Muñoz, Julia (1997). La violencia y sus repercusiones en la salud; reflexiones teóricas y magnitud del problema en México. Recuperado en octubre de 2007, de http://www.scielo.com
(11) Busca.salud.gob.mx (2006) Comunicado de prensa No. 229. Recuperado el 8 de noviembre de 2007, de http://busca.salud.gob.mx/unidades/dgcs/sala_noticias/comunicados/2006_04_24_229-victima_de_maltrato.htm

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